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La economía china no se encuentra en un Gran Declive, sino en medio de una Gran Transición

  • Foto del escritor: Kapital Analytics
    Kapital Analytics
  • 27 mar 2024
  • 2 Min. de lectura

Segun un analisis realizado por ING Think, los retos a corto plazo y las incertidumbres a largo plazo de China son abundantes, pero el pesimismo generalizado hacia la economía y los mercados chinos parece excesivo.

La economía china ha llegado a una importante encrucijada tras experimentar uno de los milagros de crecimiento más impresionantes de la historia moderna. En unos mercados financieros que se mueven con rapidez, es comprensible que los participantes se centren en las tendencias y la evolución a corto plazo. Pero a veces es crucial dar un paso atrás y mirar a un horizonte temporal más largo cuando se trata de formular una estrategia a gran escala.


Los retos a corto plazo a los que se enfrenta China están bien documentados y se debaten ampliamente; el sector inmobiliario, la debilidad de la confianza y la deuda de los gobiernos locales son las tres cuestiones principales. Se trata de graves preocupaciones para las perspectivas a corto plazo y los mercados suelen juzgar la política económica en función de si se producen avances tangibles en estos frentes.

El mercado se ha instalado en un estado de pesimismo excesivo. Y es comprensible, dados los numerosos artículos catastrofistas de los medios de comunicación sobre empresas que reducen su exposición al mercado chino o lo abandonan por completo. Sin embargo, es importante analizar cómo ha llegado la economía a la situación actual y qué hay que hacer a largo plazo para garantizar un crecimiento sostenido.

Una parte significativa de la atención política se centra en garantizar que la economía transite en una dirección que permita un desarrollo sostenido a largo plazo. Los mercados chinos han estado debatiendo el desarrollo de "nuevas fuerzas productivas", acuñado por el Presidente Xi como hilo conductor de esta transición económica.



Reforma económica y apertura

Posiblemente el motor más importante de las últimas décadas, la transición económica de China desde una economía cerrada y planificada por el Estado hacia otra más abierta e impulsada por el mercado, fue una fuerza fundamental para el crecimiento a través de la inversión extranjera y del sector privado y el comercio.

Sin embargo, las reformas más fáciles y los procedimientos de apertura pueden haber llegado ya a su fin. Otras medidas, como la reforma de las empresas estatales, la internacionalización de la moneda RMB y la liberalización del mercado, afectarán a diversos intereses particulares y pueden tener efectos indirectos sobre las políticas existentes. Por ello, las próximas etapas de la reforma y la apertura serán más difíciles.



Industrialización

La industrialización impulsó un crecimiento masivo a medida que China se convertía en la Fábrica del Mundo. La industria secundaria impulsada por las manufacturas y la construcción fue el principal motor del PIB durante gran parte de la década de 1980 hasta principios de la de 2010. Sin embargo, el proceso de industrialización está ahora más o menos completado, y la industria manufacturera china ha madurado, la era del crecimiento rápido ha concluido, y ahora muchas industrias se enfrentan a un problema de exceso de capacidad. La contribución de la industria terciaria al crecimiento superó a la de la industria secundaria en 2014 y ha liderado el crecimiento desde entonces.

 
 
 

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